Resulta obvio pensar que las discusiones de pareja influyen en el estado anímico de los hijos. Dichas peleas afectan negativamente al comportamiento y al estado emocional de los niños provocando frecuentemente sentimientos de tristeza y de inseguridad.
¿Porqué los conflictos de pareja afectan más a unos niños que a otros?
Un estudio de la universidad de Leicester (Reino Unido) investigó porqué las discusiones parentales afectan más a unos niños que a otros. La conclusión a la que llegaron los investigadores fue que los niños tenían más probabilidades de presentar problemas de conducta cuando se atribuían a si mismos la culpa de las disputas de los progenitores.
Dichos investigadores también afirman que si se da el caso en el que el niño o adolescente se siente amenazado o si anticipa una posible ruptura marital es probable que desarrolle problemática a nivel emocional.
¿Qué repercusión tienen las peleas parentales en función de la edad del niño?
- 0-18 MESES: el niño aún no ha desarrollado el lenguaje y en consecuencia no es capaz de hablar acerca de cómo se siente. Por ese motivo, el niño suele mostrarse irritable y nervioso, sobretodo después de la discusión. Además, los niños de esta edad suelen presentar problemas en relación al sueño (para conciliar el sueño y también suelen despertarse en mitad de la noche).
- 18 MESES – 3 AÑOS: en esta edad los niños ya empiezan a ser más conscientes de las posibles repercusiones que tienen sus actos. Por ello, con frecuencia en el momento de la pelea los niños pueden ponerse a chillar o a llorar con el fin de llamar la atención de sus padres y que éstos dejen la discusión a un lado.
- A PARTIR DE 3 AÑOS: a partir de los tres años los niños ya empiezan a forjar una estabilidad en sus rutinas y en su hogar. Si las peleas parentales rompen esa estabilidad, el niño puede sentirse amenazado y desprotegido. Por ese motivo, en algunas ocasiones es habitual que los niños hagan una regresión a etapas anteriores, manifestando conductas que ya tenía superadas como por ejemplo, hacerse pis en la cama, chuparse el dedo o esperar a que le den de comer en lugar de comer por sí solo.
¿Cómo solucionarlo?
Las discusiones y peleas entre los miembros de la pareja son algo de lo más frecuente. Sin embargo, los padres deben aprender a controlar estas peleas, tienen que aprender a gestionar de forma pacífica los conflictos y a llegar a acuerdos mutuos. Si se diera el caso de que los hijos presenciaran un episodio de pelea muy fuerte entre sus padres lo primero que hay que hacer al finalizar la disputa es tranquilizar a los hijos. Los padres deben comunicarse con los niños o jóvenes y explicarles que ambos padres tienen opiniones distintas y que por ese motivo se han puesto un poco nerviosos, pero que no por eso dejan de quererse o se quieren menos. A pesar de que a veces resulta difícil, es importante que la pareja intente hablar de sus diferencias a solas y no en presencia de los hijos.
En el caso en el que las discusiones sean muy fuertes y que los padres carezcan de herramientas para solventarlas sería conveniente acudir a un especialista. La asistencia a sesiones con un profesional puede aportar a los padres el hecho de aprender estrategias de crianza positivas y técnicas de resolución de conflictos.