En realidad lo que se pretende con el presente artículo es dar una serie de señales de alarma generalizadas por las que los padres deberían acudir a un especialista de la psicología. No obstante resulta importante no olvidar que cada niño, cada familia y cada situación es distinta por lo que en realidad los problemas no pueden generalizarse. Aún así, lo que pretendemos con estas pautas es que sirvan de utilidad a la hora de detectar señales de alarma que podrían estar indicando sintomatología psicopatológica.
- Cuando se da un retroceso en el comportamiento que no vuelve a la normalidad. Los retrocesos en el comportamiento en ocasiones ocurren vinculados a situaciones o eventos estresantes vividos por los niños y niñas. De este modo, cuando los niños o niñas viven un traslado, el nacimiento de un hermano, la muerte de un familiar, etc. Puede ocurrir que momentáneamente manifiesten conductas de una edad menor. Sin embargo, dicho retroceso se re-equilibra cuando el niño asume lo que ha sucedido y lo supera. Así, en el desarrollo normal del niño el comportamiento vuelve a la normalidad. En el caso, en cambio, de que se dé un retroceso de forma permanente sería recomendable acudir a un psicólogo con el fin de que detecte el problema y le puedan ofrecer a dicha familia un tratamiento personalizado.
- Cuando un problema o dificultad se mantiene en el tiempo. Cualquier cambio en la conducta del niño o niña que sea problemático y se mantenga en el tiempo podría ser objeto de tratamiento psicológico. Por ejemplo si un niño comienza a tener insomnio y no recupera la facilidad en coger el sueño, o si un niño de repente se muestra agresivo
- Cuando el niño o niña se queja de síntomas físicos sin ninguna explicación concreta. Puede que se quejen de dolores de barriga, dolores de cabeza o en las piernas. Si el niño o niña se queja repetidamente de este dolor y los médicos no encuentran ninguna explicación en su organismo se debe a que el dolor es síntoma de malestar psicológico. Por ese motivo, recomendamos acudir a un especialista de la psicología con el fin de que determine lo que ocurre y que la familia pueda poner remedio.
- Si muestra intranquilidad y preocupación. Existen niños que constantemente viven preocupados o angustiados por diferentes asuntos. Unos se preocupan excesivamente cuando deben separarse de sus padres, otros se preocupan en exceso por los que le rodean y por lo que sucederá en el futuro y por sacar buenas notas, también hay otros niños que son muy perfeccionistas, etc. La consigna para acudir a un psicólogo infantil en estos casos es cuando dicha preocupación o angustia interfiere negativamente con el funcionamiento del niño en su día a día. Es decir, si los pensamientos de preocupación que tiene le impiden dormir, o si por estar repasando la mochila con los libros llega tarde a la escuela, por ejemplo.
- Si manifiesta problemas relacionados con el sueño, higiene o alimentación. La alimentación, la higiene y el sueño son aspectos y procesos muy básicos en los niños y niñas. Por ese motivo, si alguno de ellos se ve alterado o afectado debería se debería acudir a un psicólogo infantil con el fin de determinar el origen del problema. Ya puede ser que el niño come poco, o si es muy selectivo con los alimentos, o si tiene terrores nocturnos, o si le cuesta conciliar el sueño, etc.
- Si se manifiesta hostil o agresivo. Si el niño o niña muestra comportamientos hostiles o agresivos de forma repetida y era una conducta que no había manifestado con anterioridad puede estar sufriendo mentalmente por alguna cosa que le haya pasado o puede tener una preocupación en el interior que no sepa como exteriorizar.
- Si le cuesta concentrarse en más que a la mayoría de sus compañeros. Los minutos que pueden llegar a estar concentrados los niños y niñas varia de una edad a otra. Por ello, siempre que se tiene en cuenta la capacidad de concentración de un niño o niña tiene que compararse con los compañeros de aula. Si se observa que es mucho más movido que el resto, que es inquieto, que siempre interrumpe a los demás y que está constantemente cambiando de juego debería acudirse a un psicólogo. También si el niño se distrae con mucha facilidad, si suele perder cosas, si no es capaz de organizarse con sus tareas académicas, si parece que no escucha cuando se le habla, etc.