Toda la población es consciente de la pandemia por Covid-19 que se ha dado alrededor del mundo durante este año 2020. En consecuencia, se han tenido que aplicar una serie de medidas que van desde un confinamiento domiciliario (en el mes de marzo) hasta el toque de queda actual. En relación con los colegios, que estuvieron cerrados durante muchos meses teniendo los alumnos que estudiar desde casa, este curso 2020-2021 por suerte han podido reabrir.
Desde la dirección de cada colegio se estuvieron pensando y meditando mucho las medidas de seguridad que se aplicarían a partir del inicio de curso. Así, se ha pretendido dividir los cursos en clases (grupos burbuja) que no están en contacto entre ellas (no se mezclan clases ni están en contacto directo). También se estableció el uso de mascarillas obligatorio y, que en caso de darse un caso positivo en Covid en el grupo burbuja, todos los alumnos serían sometidos a una PCR o prueba de detección de ácidos nucleicos (reacción en cadena de la polimerasa) y deberían estar en cuarentena durante al menos 10 días.
Por estos motivos, desde el inicio de curso ha habido muchas clases (grupos burbuja) que han sido confinados y que han debido someterse a la prueba PCR. Escribimos este artículo dedicado a los padres y madres que se encuentran en dicha situación, con el fin de dar consejos previos a la realización de la PCR en el niño o adolescente.
¿Qué es y cómo se hace una PCR?
La PCR o prueba de detección de ácidos nucleicos tiene por objetivo detectar la presencia de ARN del virus, es decir, su material genético. Así, la PCR puede detectar si el caso es positivo en ese momento, pero no es capaz de identificar si la persona ya ha pasado la enfermedad con anterioridad. Habitualmente la PCR se hace siguiendo dos pasos:
- Frotis nasofaríngeo. Se introduce un hisopo flexible (como si fuera un bastoncillo de algodón, pero más largo) por cada una de las fosas nasales.
- Frotis orofaríngeo. En este caso, el hisopo de algodón se introduce por la boca con el objetivo de frotar con firmeza la pared posterior de la garganta.
En general, ambos frotis pueden llegar a ser muy incómodos y desagradable. En ocasiones genera arcadas, ganas de estornudar o que lloren los ojos.
Aspectos a tener en cuenta
A continuación, detallamos algunos aspectos que deberían ser tenidos en cuenta de forma previa a la realización de la prueba.
- Acompañamiento. Tanto si van a hacerle la prueba a tu hijo o hija en el colegio o en el centro de salud se recomienda encarecidamente que le acompañes. En ambos sitios se permite que los padres acompañen a los niños y adolescentes con el fin de lograr tranquilizarlos y que vean a una figura conocida en un trámite tan atípico.
- Proporcionar una explicación del procedimiento. Además, también es muy recomendable explicarle el procedimiento de forma previa para que no le coja por sorpresa y le genere miedo e inseguridad. La clave es hablarle con palabras sencillas y claras sin proporcionarle mucha información. La explicación que se le proporciona tiene que estar de acorde a su edad. Es decir, se pueden evitar las palabras frotis nasofaríngeo y se pueden proporcionar las palabras un palito muy muy fino que meterán por tu agujero de la nariz. ´
- Dar una explicación del sentido de la prueba. A parte de explicar el procedimiento de la prueba es importante dejar claro el porqué de la prueba, la utilidad e importancia que tienen. Así, puede se le puede hablar acerca del riesgo de contagio hacia otras personas que pueden ponerse muy malitas. En cambio, haciendo la prueba podemos saber si contagiamos a las personas o no.
- No mentir. Mentirles no sirve de nada más que para que cojan miedo, inseguridad y desconfíen de ti en el futuro. Hay que decirles la verdad, pero siempre adaptándola a la edad que tengan sin ser catastrofistas ni alarmistas.
- Dar valor a lo que va a hacer. Se le puede decir que es muy valiente porque pese a que no le va a doler sí que le va a resultar molesto, pero hay que recalcar que esto lo hace en beneficio de las demás personas.
- Refuerzo positivo. Algo incómodo y que genera recelo puede convertirse en algo guay y divertido a través del refuerzo positivo. Así, se le puede decir al niño que la prueba será muy rápida y que luego irá al parque a jugar, o que más tarde le premiaremos por haber sido tan valiente, por ejemplo.
- Mantener la calma. Los niños y niñas reconocen la alarma o la preocupación a leguas. Por ese motivo, es importante conservar la calma y tranquilidad y controlar nuestra comunicación no verbal ya que si el niño observa angustia da igual lo que le digamos que él o ella se pondrá nervioso.