Hoy es el último día del año y por ello es un momento perfecto para repasar las buenas acciones que hemos llevado a cabo así como también aquello que tendríamos que haber hecho de otra forma o mejor. Repasar estos momentos con niños o con adolescentes es crucial para su aprendizaje. Comentar las situaciones en las que han tenido que tomar una decisión siempre es beneficioso ya que se les puede aportar un punto de vista que puede que no hubieran contemplado.
En fin de año también es un momento en el que los adultos se proponen retos para el nuevo año, en este caso el 2019. El establecimiento de nuevos propósitos y objetivos también es beneficioso que lo hagan los niños. De esta forma, ellos mismos deberán recapacitar en los aspectos en los que deben mejorar y se generará una motivación hacia el cambio. A continuación os dejamos algunos consejos sobre como establecer propósitos de año nuevo con niños.
Aspectos a tener en cuenta para establecer propósitos de año nuevo con niños
- Sus propósitos no son propósitos de adultos, así que deben estar orientados en función de la edad y madurez que tenga el niño.
- Enseñarles a no establecer metas demasiado ambiciosas. Sino los niños acabaran frustrados.
- No es una lista de cosas que hacer. Los niños no deben verlo como la lista de la compra sino que deben verlo como una lista de mejoras y/o aspiraciones que tengan.
- Siempre mirar las cosas con positividad. Los propósitos se marcan cuando el año empieza así que es un momento importante para ser positivos. Si comenzamos el año siendo pesimistas los niños probablemente se contagiaran de esa actitud negativa.
- Convertirlo en un juego. Para que no sea una cosa tan seria podemos convertirlo en un juego de preguntas. Así se podrá ir guiando al niño a través de las preguntas e irle sugiriendo cosas. Algunos ejemplos de preguntas que se pueden hacer son: ¿qué te gustaría aprender en este nuevo año?, ¿qué cosas crees que podrías mejorar un poquito más?, ¿de qué te sientes orgulloso que has logrado este año?, ¿cómo crees que puedes conseguir hacer todas esas cosas?
- Establecer el propósito y establecer el camino. No es justo ayudar a los niños únicamente a marcarse metas y objetivos así que lo que deberemos hacer también es ofrecerles o ayudarlos a buscar algún tipo de camino o solución para conseguir lo que se han propuesto.
- Que se sientan acompañados. Cuando te marcas objetivos y no sabes cómo alcanzarlos a veces puedes desanimarte. Por ese motivo será importante que los cuidadores estén siempre acompañando al menor y ofreciéndole su ayuda.
- Compartir tus propósitos con ellos. No hay mejor manera de enseñar a los niños que predicar con el ejemplo así que un buen método para hacerlo es enseñarle nuestra lista de propósitos y compartir con ellos tanto los objetivos como las inquietudes que suscitan.
- Enseñarles a que no hay que ser impacientes con los resultados. En ocasiones si los niños no ven rápido los resultados que desean se frustran y dejan de esforzarse. Por ello, debeos advertirles que los resultados tardarán en llegar pero aun así tienen que seguir poniendo de su parte y dar el máximo. Para que entiendan bien este punto podemos explicarles la fábula de la hormiga trabajadora que se explica más abajo. Así pretendemos que los niños entiendan el valor del esfuerzo por el trabajo, la constancia y a tener paciencia en cuanto a los resultados.
Fábula de la cigarra y la hormiga
Había una vez una cigarra que era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma…y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando sin parar, recogiendo alimentos.
– ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.
– Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.
La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.
Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.
– Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.
La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.
– Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?
– Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.
– ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno-
Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.
Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el tiempo.