Cada vez con más frecuencia tenemos que hacer frente a situaciones inesperadas. Dichas situaciones, en ocasiones pueden conllevar consecuencias desastrosas, por ello a la vez que inesperadas también son calificadas de traumáticas.
Ejemplos de dichos eventos vitales estresantes los podemos encontrar todos los días en cualquier parte del mundo, algunos de ellos son los siguientes: la muerte de un ser querido, ser víctima de un atentado, el diagnóstico de cáncer a algún familiar o amigo y sobrevivir a algún desastre natural entre otros. Desgraciadamente, son circunstancias de las que generalmente no se puede escapar, son inevitables. Por ese motivo, lo que nos planteamos es, ¿porqué dos personas que sobreviven al mismo evento traumático manifiestan conductas tan diferentes a posteriori?, ¿qué es lo que hace que una persona se adapte mejor a una situación traumática?. La respuesta a ambas preguntas se halla, en gran parte, en la resiliencia.
La resiliencia, es un concepto que se ha puesto de moda en los últimos años y se basa en la capacidad que poseen los seres humanos para adaptarse de forma positiva a la situaciones adversas. De este modo, las personas con niveles altos de resiliencia serán capaces de salir fortalecidos de eventos vitales traumáticos y aquellos con niveles bajos de resiliencia con frecuencia presentaran una peor salud psicológica.
Sabiendo que la resiliencia es la virtud para solucionar los malos momentos os proporcionamos una serie de hábitos y actitudes que pueden incrementarla:
- Identificar las emociones que estás sintiendo.
- Preguntarte que estarías haciendo ahora, si no te sintieras así y realizarlo.
- Cargar de sentido las acciones que lleves a cabo.
- Permitir equivocarse.
- Aceptar el malestar y aprender de el.
- Crear una lista de actitudes y estrategias para combatir el malestar.
Además, a continuación también recomendamos una serie de claves para hacer más llevadera la superación de un evento traumático. Superar un trauma vital no es nada fácil. No obstante, el ser humano tiene una capacidad extraordinaria para salir adelante y dejar atrás al pasado.
- Vivir el duelo el tiempo que se necesite. No hay que ir con prisa y no es necesario correr. Resulta de gran importancia que la persona viva el duelo de la situación padecida, que reflexione al respecto, que sienta tristeza por la situación, etc. La persona debe expresar sus emociones respecto al trauma.
- Apoyarse en la red social. Todos tenemos familia o amigos que van a estar allí tanto en los buenos como en los malos momentos. Es importante darse cuenta de ello y utilizarlos para desahogarse. Ellos nos ayudaran a volver a la normalidad.
- Aumentar la autoestima. A pesar de lo negativo de la situación vivida, tienes que pensar que deberías sentirte afortunado por haber sobrevivido. De este modo, se debe potenciar tanto la autoestima como la autoeficacia. La persona debe sentirse útil y debe estar entretenida.
- Ejercicio físico. No importa si eres de los que hacen deporte todos los días o si eres de los que se queda espachurrado en el sofá. Practicar alguna actividad física contribuye a la liberación de endorfinas, lo que provoca a la vez que nos sintamos mejor.
- Dedicarse tiempo a uno mismo. A menudo, lo que les sucede a las personas supervivientes de una situación traumática es que no están solas ni un minuto al día. Frecuentemente, la red social de apoyo se vuelca tanto en su misión que no dejan al superviviente ni a sol ni a sombra. Hay que ser conscientes de que con eso tampoco estamos ayudándole ya que en algún momento habrá de asumir la soledad. Así, lo que se recomienda hacer es ayudar a la persona y darle compañía pero también proporcionarle pequeños ratos de soledad en las que ella o él pueda estar a solas con sus pensamientos.
- Volver a la normalidad. Una vez vivido el duelo y superado el estado de shock lo más recomendable es volver a las actividades de la vida diaria. El retorno a la rutina hace más fácil la adaptación.