Perder a un ser querido siempre altera nuestra rutina y nuestra perspectiva de la vida en general. Sin embargo, para algunas personas resulta más difícil de afrontar que para otras. A pesar de que cada uno lleva el duelo a su manera, Kübler-Ross una psiquiatra suiza-estadounidense ha identificado 5 etapas que con frecuencia aparecen en la mayoría de personas en el proceso de duelo. Dichas etapas, se pueden dar ante la presencia de una enfermedad terminal o ante una pérdida catastrófica.
Etapas del duelo
- Negación. La negación es un mecanismo de defensa provisional que permite amortiguar el dolor de la muerte de algún individuo cercano. En esta etapa la persona niega la pérdida que se ha producido. Ejemplos de algunos de los pensamientos que tienen las personas en esta fase serían “me siento bien ”o “esto no me está pasando a mi”.
- Ira. Tras un tiempo en la fase de negación, el individuo comprende que no puede seguir omitiendo lo evidente. El individuo sabe que la negación no se puede prolongar más tiempo. Por este motivo, pasa a ser consciente de la realidad pero lo hace con sentimientos de rabia y cólera por lo sucedido. En esta etapa el individuo siente ira y resentimiento porque cree que lo que ha pasado es injusto y por eso dirige su enfado hacia todas direcciones. Las personas que se encuentran en este etapa suelen quejarse por todo y con frecuencia únicamente ven la parte negativa de todas las situaciones. Algunos de los pensamientos que suelen tener las personas que se encuentran en esta fase son “¿porqué se ha tenido que morir?”, “no es justo” o “¿porqué me tiene que haber pasado esto a mi?”.
- Negociación. Ante la dificultad de superar la difícil realidad, con el añadido del sentimiento de ira, los individuos intentan llegar a un acuerdo para superar la vivencia traumática. En los casos en los que se da la pérdida de un ser querido los individuos intentan, habitualmente con un poder superior (por ejemplo Dios), negociar para poder seguir su vida con normalidad. Por otro lado, en los casos en los que se diagnóstica una enfermedad terminal, el individuo comprende lo que va a suceder próximamente pero mantiene la esperanza de posponer la muerte. Algunos ejemplos de pensamientos que se suelen tener en esta etapa son “al menos déjame vivir hasta que vea a mi hija casarse”, “haré cualquier cosa si puedo vivir dos años más”, “mi comportamiento será ejemplar si logro superar la muerte de mi ser querido” o “trabajaré duro toda mi vida si mi ser querido vuelve a la vida”.
- Depresión. En esta cuarta etapa del proceso de duelo la persona entiende que lo sucedido no se puede cambiar de ningún modo. Se trata de un periodo de tiempo en el que la persona padece una profunda tristeza. No obstante, es un periodo transitorio y previo a la aceptación de la realidad por eso resulta imprescindible que el individuo pase por esta fase. Además, resulta importante tener en cuenta que en esta etapa puede ser contraproducente intentar animar a la persona o intentar que vea las cosas de forma positiva. Eso seria absurdo ya que si está triste es porque empieza a aceptar que la pérdida que se ha producido es real. Los pensamientos que pueden aparecer en la mente de la persona cuando pasa por esta etapa pueden ser “estoy tan triste que no quiero hacer nada”, “le echo tanto de menos que no tiene sentido hacer nada más” o en el caso de alguna enfermedad terminal “voy a morir de todos modos, ¿para que hacer algo?”.
- Aceptación. Si los individuos han podido expresar sus sentimientos en las etapas anteriores contemplarán esta nueva etapa con mucha paz y tranquilidad. Resulta importante no confundir esta fase como un periodo de felicidad pues habitualmente los individuos que están en esta fase no suelen mostrar sentimientos (ni positivos ni negativos). Se trata de una etapa en la que la vida se va imponiendo y el individuo va volviendo lentamente a la rutina. Los pensamientos que puede tener la persona en esta etapa pueden ser “esto tiene que pasar”, “no hay solución para lo ocurrido por lo que tengo que reponerme” o en el caso de que se trate de una enfermedad terminal “debería prepararme para mi muerte pues no tengo otra salida”.
A partir de las cinco etapas anteriormente mencionadas, puede afirmarse que resulta necesario dejar que la persona exprese sus sentimientos y emociones en cada una de ellas. El duelo se considera una reacción normal por la que ha de pasar el individuo, se consideraría extraño que ante la pérdida de un ser querido el individuo no manifestara ningún tipo de tristeza o preocupación. Sin embargo, se ha de supervisar la duración y la intensidad de la reacción ante el duelo. Es importante observar el curso y la magnitud de las reacciones de la persona en las diferentes etapas mencionadas, puesto que es lo que diferencia el duelo normal del duelo patológico.