La mayoría de la gente ha oído hablar sobre la estimulación de los bebés. No obstante, a menudo la información que tiene cada uno del tema se contradice o es confusa. Resulta muy importante saber bien cómo estimular a los niños y cuándo hacerlo.
Una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta son los hitos del desarrollo. Resulta fundamental saber cuándo a cada bebé le toca hacer cada cosa. Hablamos sobre ello en este artículo (https://apsis.es/hitos-del-desarrollo/). De este modo podremos estar tranquilos porque sabremos qué acciones y comportamientos esperar según la edad de cada niño o niña.
En segundo lugar, también hay que tener en mente que en cada edad es conveniente estimular ciertas cosas. Generalmente, gran parte de los papás cree que cuanto más se estimula a los bebés mejor ya que la estimulación es algo bueno. Sin embargo, desde Apsis afirmamos que no se debe entender así.
¿Qué son los periodos críticos?
Desde el mundo de la psicología y la biología humana se conoce que existen los periodos críticos en los niños. Dichos periodos son fases del ciclo de la vida en las que los individuos tienen un nivel más alto de sensibilidad a estímulos externos que les permiten adquirir y desarrollar una habilidad, destreza o capacidad. De este modo, los periodos críticos son periodos de tiempo únicos en los que el niño debe estar en contacto con estímulos externos para poder desarrollar dichas habilidades. Por ejemplo, en el caso del lenguaje existen determinados periodos de tiempo en los que el niño debe recibir estimulación auditiva de los diferentes sonidos y fonemas. De lo contrario el niño más tarde manifestará dificultad en la pronunciación de éstos. En el caso de que el niño no reciba la estimulación adecuada durante dicho periodo luego manifestará dificultad para adquirir dicha habilidad e irá retrasado en el desarrollo respecto a los demás niños de su edad.
Errores y aciertos más comunes en la estimulación
- Sobreestimulación: el primer error y el más frecuente que cometen la mayoría de los padres es la sobreestimulación. A menudo, los padres presentan tendencia a mostrarse sobreprotectores con sus hijos y desean que lo hagan todo cuando les toca y cuánto más mejor. Eso no es así. Cada niño tiene su ritmo de desarrollo y es importante que se le permita adquirir los hitos cuando le corresponda.
- Sobreprotección. Esto vendría siendo lo contrario de la sobreestimuladción. También hay padres que tienen a sus hijos en una burbuja de cristal. Así no les dejan hacer nada por miedo a que se caigan, se hagan daño, pasen un mal rato, etc. Hay que salir de esa zona y permitir que el niño explore y se desarrolle. De lo contrario el niño o niña presentará dificultades en el futuro.
- No forzar. Muchas veces la sobreestimulación va unida a forzar a los niños a adquirir determinadas habilidades y eso puede generarles frustración y tristeza. Resulta muy importante no forzarles sino animarlos. Es mejor animar a un niño a que camine solito que no obligarlo y presionarlo para que lo haga. Resulta imprescindible que cada niño siga su ritmo y respetarlo.
- Evitar tener miedo. Resulta normal que los padres, sobretodo los primerizos, tengan miedo a que su hijo o hija no se desarrolle con normalidad y por ello suelen estar siempre atentos a todo. En este caso recomendamos relajarse y esperar a que llegue. Estimular al bebé lo que le toque por la edad que tiene y punto. No sobreestimularlo ni transmitirle el hecho de que no logra hacer algo.
- Divertirse. Estimular no es darle una clase magistral a tu hijo, sino que consiste en hacer juegos divertidos y a la vez que aprende que se divierta y se lo pase bien. Consiguiendo eso también favorecerás fortalecer el vinculo que tienes con él.
- Refuerzo positivo. Ante cualquier conducta o habilidad que queramos que nuestro hijo aprenda es imprescindible acompañarlo de un refuerzo positivo. Es decir, las veces que intente conseguir algo lo debemos premiar con un elogio, una risa o unas cosquillas, por ejemplo.