En ocasiones tendemos a pensar que existen problemas de adultos y problemas de niños por separado. ¿Ocurre eso en el caso de la depresión? La respuesta es negativa. No solo existe el estado depresivo en la edad adulta sino que también existe la depresión durante el periodo infantil y es igual de importante e incapacitante que en la madurez.
A pesar de que se trata del mismo trastorno, los síntomas de la depresión son muy diferentes en la infancia que en la adultez. Por un lado, los niños de menor edad suelen presentar molestias físicas, ansiedad, temores y agitación. Por otro lado, en el caso de los adolescentes tienden a mostrar conductas oposicionistas, desafiantes y antisociales. Además, dichas conductas suelen ir acompañadas de irritabilidad, agresividad e inquietud.
Las causas que pueden llegar a desencadenar este trastorno son múltiples y diversas. Existen infinitas variables en el día a día que pueden contribuir al desarrollo de una patología. En el caso concreto de la depresión, una disminución de la autoestima o una mala relación con los padres pueden ser aspectos que lleguen a desencadenarla. Asimismo, se afirma que existe cierta predisposición genética.
Síntomas específicos de la depresión en la etapa infantil: (inferior a 7 años)
- Llanto inmotivado.
- Quejas somáticas.
- Detenciones del desarrollo.
- Fobia escolar.
- Encopresis.
Síntomas específicos de la pre-adolescencia y adolescencia:
- Conducta negativista o claramente antisocial.
- Hurtos.
- Agresividad.
- Consumo de alcohol y/o drogas.
- Deseos de marchar de casa.
- Desmotivación para cooperar en actividades familiares.
- Tendencia a recluirse en la propia habitación.
- Desinterés por el aseo personal.
- Bajo rendimiento escolar.
- Trastorno del estado de ánimo, desmoralización y falta de alegría. Autoestima baja con sentimientos de que no sirve para nada.
- Desinterés por cosas que antes le atraían.
- Subidas o bajadas de peso. Cambio en el apetito.
- Trastornos en el sueño (falta o exceso).
Hasta aquí se han recogido las características concretas que manifiestan los niños con depresión. No obstante, falta aún por ver un asunto muy importante que es cómo los padres pueden ayudar a los niños o adolescentes que sufren este trastorno. Qué pueden hacer los padres desde su posición para prestarles apoyo.
Sugerencias para ayudar a un niño o adolescente con depresión:
- Elogiar. Los niños con depresión sufren una considerable disminución de su autoestima. Por ese motivo, es importante elogiarlos con comprensión y sinceridad. Tenemos que conseguir sacar a relucir sus puntos fuertes.
- Estabilidad familiar. Se debe intentar establecer una rutina. Además cualquier cambio en el ambiente familiar debe ser explicado con anticipación, para evitar preocupaciones y temores del niño.
- Cambios en el sueño y en el apetito. Resulta importante intentar mantener unos horarios fijos, tanto para la comida como para irse a dormir. En relación al apetito, no puede obligársele a comer. Se debe tratar el tema con la máxima comprensión posible. Se recomienda intentar preparar su comida favorita para que la hora de la comida le resulte algo placentero. En relación al sueño, puede ayudársele a relajarse por la noche mediante música o mediante la lectura.
- Motivar el interés i la alegría. Si el niño o el adolescente ha perdido el interés por alguna actividad que hacía con anterioridad hay que intentar motivarlo para que vuelva a hacerlo. Si eso no funciona, puede intentar motivársele para que realice una actividad nueva. Además, podemos hablar con él y sacar temas agradables para contribuir en su sentimiento de felicidad o alegría. Resulta obvio comentar que hacerle reír es una muy buena técnica para el incremento de ese sentimiento.
Estos cuatro puntos pueden contribuir a una pequeña mejora en la vida del niño o del adolescente. Sin embargo, resulta oportuno mencionar que estos cuatro puntos no son suficientes para que el menor consiga salir del estado depresivo. Resulta indispensable que el menor visite a un psicólogo para que se puedan solventar el resto de asuntos. El trastorno depresivo es algo serio y no es algo que se pueda solventar con facilidad. Resulta imprescindible que el menor reciba tratamiento psicológico y en ocasiones también farmacológico. Por ello, desde el papel de padres resulta también muy importante que motiven a sus hijos a acudir al especialista e intentar que no falte a sus citas.