El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno que cada vez es más conocido entre la sociedad. Gracias a asociaciones y campañas se ha ido concienciando cada vez más acerca de las dificultades y necesidades que requieren los niños y adultos con estas características. No obstante, a continuación se resumirá la información más relevante sobre el trastorno y se recalcará la importancia que tiene el aprendizaje de la teoría de la mente para la socialización.
¿Qué es el Trastorno del Espectro Autista?
Los Trastornos del Espectro Autista son un grupo de trastornos del desarrollo que incluyen las siguientes características:
- Dificultades en la comunicación y la interacción social en distintos contextos.
- Conductas repetitivas y comportamientos inflexibles (dificultad con los cambios en la rutina).
Además, dichas dificultades tienen su comienzo en la primera infancia, generalmente en los dos primeros años de vida. Otro aspecto relevante es que dichas características suponen una dificultad para que el niño o niña se desarrolle o actúe con normalidad en la vida diaria.
La importancia de la palabra “espectro”
La palabra espectro en este trastorno adquiere un significado muy relevante y es que nunca encontrarás a dos niños con TEA que sean iguales. El término espectro denota que las características de los niños que presentan TEA pueden presentar a su vez características muy distintas.
Se pueden encontrar niños con un bajo rendimiento cognitivo y otros con gran capacidad intelectual. También se pueden encontrar niños o niñas con más dificultades en las interacciones sociales, otros que menos pero que presentan comportamientos más inflexibles y repetitivos, etc.
Características más frecuente de los niños con TEA
Algunas de las características que manifiestan con más frecuencia los niños y adultos con TEA son las siguientes:
- Repetir conductas, movimientos con el cuerpo o palabras
- Manifestar comportamientos inusuales
- Manifestar un interés excesivo en determinados temas que no son los habituales
- Manifestar inflexibilidad, sobretodo con el cambio en las rutinas
- Leve o ausente contacto visual
- Leve o ausente atención compartida (intentar compartir objetos o intereses con los de su alrededor)
- Dificultad en el reconocimiento y expresión de emociones
- Dificultades con el lenguaje
- Dificultades comunicativas, por ejemplo a la hora de entender dobles sentidos o ironías. También dificultad en entender las bromas
- Tener problemas para entender el punto de vista de la otra persona o considerar que la otra persona puede estar pensando algo distinto a lo que piensa él o ella (teoría de la mente).
- Manifestar miedo o fobia hacia ciertas cosas
- Hipersensibilidad a sonidos o al tacto
El diagnóstico, una gran ayuda
En ocasiones nos encontramos con especialistas que critican el hecho de diagnosticar a niños, y más cuando son muy pequeños. En el caso del TEA el diagnóstico supone una gran ayuda tanto para el niño o niña como para los padres. El hecho de tener un diagnóstico permite a los padres y a las personas de su alrededor conocer con más profundidad y detalle las características del niño o niña, permite también prever como actuará en determinadas situaciones, también ayuda a enfocar el tratamiento y cubrir necesidades.
De este modo, el diagnóstico cuanto antes se hace más beneficios aportará ya que en la escuela también se tiene en consideración y se le proporciona la ayuda necesaria al alumno.