Tanto en las películas y libros como en la vida real, ser una persona optimista está socialmente bien visto y valorado. Habitualmente, los protagonistas principales están llenos de fuerza, de valor, de valentía y ven el mundo con gran ilusión.
Dejando a un lado los filmes y las obras de texto, la evidencia científica pone de manifiesto que ser una persona optimista es más saludable que no serlo. Por ejemplo, unos investigadores de la universidad de Harvard concluyeron que las personas optimistas muestran un 52% de posibilidades menos de riesgo de morir de una infección, un 39% menos de morir a causa de un ictus, un 38% menos posibilidades de morir ante una enfermedad de tipo cardiaca o respiratoria y por último, un 16% menos de posibilidades de morir por un cáncer.
Aunque en ocasiones no lo parezca, en nuestras vidas el optimismo llega a ser sumamente importante. Luis Rojas, conocido psiquiatra e investigador, afirma que ser optimista o no predice en gran medida la longevidad de las personas. Siguiendo por la misma línea Antonio Vallés, especialista en psicología de la salud, afirma que a pesar de que el optimismo no puede por sí solo curar enfermedades, si que logra proporcionar un número mayor de recursos bioquímicos para luchar contra ellas.
Una persona optimista, ¿nace o se hace?
Después de observar que el optimismo puede conducir a una mayor calidad de vida, viene a la mente la siguiente pregunta: ¿puedo yo convertirme en optimista, o debo nacer así?. Ante eso tenemos una buena noticia: ¡un optimista nace y se hace!
Si naces optimista puedes mantenerte toda la vida con dicho rasgo de la personalidad. Si por el contrario naces siendo una persona no optimista o tirando a pesimista puedes conseguir ver la vida desde el optimismo siguiendo los pasos que se describen más abajo.
5 claves para lograr ser más optimista
- Centrarse en soluciones. A lo largo de la vida surgen numerosos problemas, tanto a personas optimistas como a las no optimistas. Lo importante en estas situaciones es centrarse en las soluciones y no en los problemas. Debemos intentar encontrar el máximo número de soluciones posibles para luego escoger la más adecuada. No debemos resignarnos y limitarnos a pensar de forma repetida en el problema.
- Motivarse. No perder la motivación resulta uno de los aspectos más importantes para llegar a ser optimista. Es necesario no perder la ilusión y el interés. Además, hay que aprender a identificar los focos de desinterés, es decir, si hay aspectos de nuestra vida que afectan a nuestra motivación (un trabajo que no nos gusta por ejemplo).
- Aprender de los errores. Todos nos equivocamos, ahora y en el futuro por eso lo importante es aprender de dichos errores, sacar algo de provecho, sacar un aprendizaje que nos resulte útil para el futuro.
- Evitar las quejas. En ocasiones resulta muy difícil no quejarse, pero hay que intentar no hacerlo ya que sino se entra en un circulo vicioso de quejas y pesimismo del que resulta muy difícil salir. Por ese motivo, se recomienda que en lugar de quejarse uno debe intentar cambiar el pensamiento y distraerse con otros asuntos.
- Actitud alegre. Un tópico de las personas optimistas es que se pasan todo el día sonriendo tanto a personas conocidas como desconocidas. Sin embargo, no es necesario sonreír las veinticuatro horas del día pero sí levantarse y mantener una actitud positiva durante todo el día. Eso favorecerá a que nos convirtamos día a día en una persona optimista con los beneficios que ello conlleva.