Una de las primeras cosas que les preocupan a los padres primerizos es la educación de sus hijos. Resulta evidente que los niños, sobretodo cuando son pequeños, necesitan unos cuidados específicos que surgen ante unas necesidades determinadas. No obstante, en algunos aspectos las personas que son padres por primera vez, no saben exactamente como actuar.
A partir de aquí, hay algunos padres que son fieles seguidores de la doctrina de la educación a través del cariño constante y, por otro lado, existen también muchos padres que defienden el método de “un cachete a tiempo es necesario para conseguir una buena educación”. ¿Cuál es el mejor método para educar a nuestros hijos?, ¿dónde está el límite entre mimar a un hijo y malcriarlo?.
Numerosas evidencias científicas sugieren que el cariño y los lazos existentes entre el niño y su cuidador a una edad temprana son necesarios e importantes para el correcto desarrollo tanto físico como mental del niño.
Un apego seguro, es aquel que se forma a partir del cuidado constante del bebé por parte de sus cuidadores. Por este motivo, los bebés que gozan de un apego seguro lloran poco y se muestran muy contentos y sonrientes cuando ven a las figuras de apego. Es en este momento, en el que el bebé desarrolla la confianza y la seguridad de que dichos cuidadores van a estar con él ante cualquier adversidad. Esta confianza que adquiere el bebé es la que le permite explorar y aprender del entorno con tranquilidad. Asimismo, algunos estudios afirman que un apego seguro previene la existencia de futuros trastornos mentales, de la conducta delictiva y del comportamiento agresivo.
Hasta aquí, se ha aportado información acerca de la relevancia de emplear el cariño y el afecto en el trato con el bebé y de igual modo en su educación. No obstante, también existen otros puntos de vista que defienden que no se puede ser siempre cariñoso con los hijos. Hay padres que opinan que una cachetada a tiempo puede ser muy útil en la educación de los hijos. Se defiende el hecho de que los padres no pueden llegar a ser colegas de sus hijos ya que si se pierde toda la autoridad más tarde no hay manera de que obedezcan. De este modo, los padres siempre tienen que mantenerse por encima de los hijos y no al revés.
Resumiendo, ¿qué podemos sacar de ambas perspectivas? Y lo más importante, ¿qué debemos hacer?. Desde Apsis afirmamos que lo bueno, natural y lo que llevará a tu hijo a gozar de un estado de salud física, mental y de un constante bienestar es el cariño acompañado de límites.
Como se ha comentado con anterioridad, el afecto es el elemento clave para el desarrollo de una buena y sana relación entre padres e hijo. Sin embargo, resulta contraproducente ser cariñoso y amable en todo tipo de situaciones. En algunos momentos, los padres deben imponerse y establecer límites seriamente, para que así el niño aprenda que existen unas normas y que hay algunas conductas que no debe realizar.
En relación con el método basado en el uso de cachetes, desde Apsis queremos recalcar que actuar de forma violenta con tu hijo, además de ser un delito en ciertas ocasiones, es contraproducente. El establecimiento de límites debe hacerse a través del diálogo y de la comprensión, no a través de la conducta agresiva. Resulta muy importante tener esto claro ya que, a pesar de que suele ser más fácil y rápido dar un cachete que dar una larga explicación, se ha comprobado que la conducta violenta de los padres provoca secuelas en los hijos que duran toda la vida.