Si bien es cierto que la mayoría de personas son conscientes de que los niños son como esponjas, es decir, que absorben todo aquello que ven y oyen, muchos padres no lo ponen en práctica en la rutina diaria. De este modo, aunque los padres sepan muy bien la teoría a la hora de la práctica hay algunas cosas que fallan.
Vinculado con esto, la investigadora Kiera James quiso estudiar el impacto que tenían los padres con tendencia a la crítica en sus hijos. Por este motivo, reclutó a un total de 87 padres y 87 hijos. En los padres, aplicó un instrumento con el fin de medir la tendencia a la crítica y a los hijos les administró tarea que consistía en observar caras expresando facialmente diferentes emociones y también una prueba que evaluaba la atención sostenida (capacidad para mantener la atención focalizada en un estímulo durante un largo periodo de tiempo).
Los resultados de la investigación muestran que existen diferencias estadísticamente significativas en relación a la sensibilidad para detectar las diferentes expresiones faciales, es decir, tanto los hijos de padres que critican como los hijos de padres que no lo hacen son igual de capaces de diferenciar las distintas expresiones faciales. No obstante, el estudio si que demostró que los hijos de padres que habitualmente hacían críticas prestaban menos atención a todas las expresiones faciales.
Así, los investigadores del estudio concluyeron que los hijos de padres con altos niveles de criticismo tienden a presentar un patrón evitativo de atención ante estímulos afectivos interpersonales.
Esta investigación puede servir para hacernos reflexionar sobre la importancia que tiene la conducta de los padres en sus hijos. De forma inconsciente e indirecta los hijos tienden a imitar y a observar con detalle el comportamiento de sus padres. Consecuentemente, los hijos pueden acabar desarrollando el mismo patrón de comportamiento que sus padres (sea positivo o negativo) o desarrollando un patrón de evitación de ciertos comportamientos o actitudes. Por ello, todos los padres tienen que intentar ser conscientes del impacto que su conducta genera en sus hijos para no mandarles mensajes contradictorios.
Si tenéis interés en leer la investigación completa, podéis hacerlo clicando al siguiente enlace:
https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/15374416.2018.1453365