En un artículo de hace algún tiempo (https://apsis.es/trastorno-obsesivo-compulsivo/ ) ya detallamos las características del trastorno obsesivo-compulsivo y los criterios para poder realizar un diagnóstico. No obstante, hay que tener en cuenta que existen diferencias en las manifestaciones del trastorno en la infancia y adolescencia respecto a la edad adulta.
Diferencias del TOC entre niños y adultos
A continuación detallamos algunos aspectos diferenciadores entre el TOC de niños y adultos:
- En niños y adolescentes el trastorno es más difícil de detectar porque los niños no tienen una clara conciencia de sus dificultades, lo que puede provocar que se confunda con otros trastornos.
- Los niños a menudo no son conscientes de las obsesiones (pensamientos repetitivos e intrusivos que tienen) así que no las pueden explicar ni compartir pero a menudo les generan malestar.
- El tipo de obsesiones y/o compulsiones puede ser diferente al de los adultos.
- Pueden confundirse con simples manías.
- Los niños son seres de hábitos y rutinas, por ese motivo, las obsesiones y compulsiones también pueden confundirse con parte de su día a día.
- A menudo sucede que los niños involucran a toda la familia en su TOC. Por ejemplo, quieren que toda su familia se lave las manos de la misma manera o que alguno de sus padres revise una y otra vez si ha hecho los deberes de forma correcta.
- En el tratamiento del TOC de niños y adolescentes toda la familia ha de estar involucrada.
- A menudo los niños con TOC se muestran irritables la mayor parte del tiempo o pueden manifestar conductas disruptivas por el malestar que les genera.
Obsesiones y compulsiones más frecuentes durante la infancia y adolescencia
Compulsiones:
- Lavarse las manos, dientes. Ducharse o ir al baño repetidas veces o acicalarse de forma excesiva.
- Repetir constantemente una acción.
- Rituales de comprobación: puertas, cerraduras, horno, deberes, contenido de los exámenes.
- Rituales de reducir o eliminar el contacto con fuentes de suciedad o contaminantes.
- Rituales de tocar o golpear rítmicamente.
Obsesiones:
- Pensamientos repetitivos sobre la suciedad, los gérmenes y/o la contaminación
- Preocupación de que algo terrible ocurrirá, como un incendio, una muerte o una enfermedad.
- Pensamientos repetitivos sobre simetría, orden o exactitud.
- Obsesiones relacionadas con ideas religiosas.
- Pensamientos sobre números que dan o quitan suerte, o sumar hasta llegar a cierta cifra.
- Preocupación o disgusto con los fluidos corporales.
Tratamiento recomendado en la infancia y adolescencia
En la etapa de la infancia y adolescencia el tratamiento que ha demostrado eficacia es el tratamiento cognitivo-conductual, y más concretamente las técnicas de exposición con prevención de respuesta. Resulta imprescindible tener en cuenta que el niño o adolescente, antes de comenzar la terapia de exposición con prevención de respuesta ha de ser consciente de sus dificultades y de su problemática. Por ese motivo, se recomienda que en primer lugar se realicen unas sesiones de psicoeducación en las que se analice, de forma conjunta con el niño, las situaciones que le generan malestar. De este modo, se podrán ir definiendo más las obsesiones y compulsiones que presenta y, a la vez, el niño será cada vez más consciente y deseará solucionarlas con más intensidad.
Una vez realizadas estas sesiones de psicoeducación el terapeuta acordará con el niño a qué situaciones podría enfrentarse estableciendo el grado de malestar que le ocasionaría. De forma conjunta deberán ir acordando, terapeuta y paciente, a qué situaciones de la lista realizada se enfrentarán y los ejercicios en casa que llevará a cabo. Resulta muy importante que el terapeuta y el paciente hablan de las posibles cosas que pueden ocurrir durante los ejercicios. Asimismo, también es necesario que el terapeuta le comente al niño o adolescente que al comienzo sentirá ansiedad, que es lo normal, pero que cada vez dicha ansiedad irá disminuyendo, que es el objetivo de la terapia.
El tratamiento farmacológico en niños y adolescentes para el TOC también está recomendado, pero se tiene que valorar en cada caso si es necesario con el fin de individualizar el tratamiento.