A menudo las vacaciones son esperadas con impaciencia por todos los miembros de la familia. Sin embargo, en algunas ocasiones acaban siendo un fracaso por las múltiples discusiones y problemas que se generan.
Hay que ser conscientes de que durante el resto del año, la familia sigue una determinada rutina en la que cada miembro posee un determinado papel y ciertas tareas. El ser humano es un ser de hábitos y costumbres. Tendemos a crear una rutina para el día a día que ha de ser generada para la época de vacaciones también, ya que sino se puede desarrollar el caos. Además, durante el curso la convivencia en familia se ciñe a unas pocas horas al día, al contrario de lo que sucede en verano donde la convivencia es veinticuatro horas. Asimismo, otro aspecto a tener en cuenta es que las vacaciones habitualmente son esperadas y ansiadas por todos durante el resto del año. Por este motivo, habitualmente se generan altas expectativas que pueden generar polémica si no llegan a ser cumplidas.
Debido a la susceptibilidad de la génesis de problemas durante este periodo, se proponen algunos consejos para disfrutar de las vacaciones en familia de la mejor forma posible.
- Desconectar del mundo laboral. Intentar dejar solucionado todo lo referente al trabajo antes de marcharse de vacaciones resulta imprescindible. El objetivo es poder estar desconectado de este ámbito, evitar tener que estar constantemente mirando el e-mail o haciendo llamadas.
- Aprovechar los momentos de intimidad en pareja. Buscar momentos para estar a solas los dos, momentos en los que se puedan comentar ciertos aspectos de las vacaciones o de la vida en general de forma relajada y tranquila. Resulta esencial charlar, reírse juntos, pasear, etc.
- Evitar peleas entre los hijos. Puede que este punto sea uno de los más difíciles a cumplir durante la época de vacaciones. No obstante, hay que intentar establecer una rutina y acomodarse, paulatinamente, a la nueva dinámica familiar. En el caso de que se produzcan disputas entre los hijos, se recomienda escucharlos, comprenderlos y llegar a un acuerdo con ellos para solucionar el problema.
- Dividir y asignar las tareas domésticas. En muchas ocasiones, es la madre o el padre el que al final acaba realizando todos los quehaceres domésticos. Este hecho, que al final acaba saturando y molestando a dicha figura, normalmente acaba conllevando numerosas e importantes discusiones tanto con la pareja como con los hijos. Por este motivo, es importante repartir entre todos los miembros de la familia todas las faenas de la casa.
- Evitar los momentos de aburrimiento. Caer en rutinas aburridas puede producir apatía e indiferencia, generando así discusiones y mal ambiente. Para combatirlo se puede jugar a juegos de mesa en familia o realizar actividades al aire libre de forma conjunta.
- Controlar los gastos económicos. A pesar de que se trata del último punto no es, ni de lejos, el menos importante. Resulta primordial ser conscientes del presupuesto que se tiene para gastar en la época de vacaciones y no sobrepasarlo, ya que eso puede conllevar estrés y angustia.