La tartamudez durante la infancia es más habitual de lo que pensamos. No obstante, el hecho de que sea un problema depende generalmente, de la edad que tenga el niño o niña.
Tartamudez evolutiva
En general, los niños y niñas entre los dos años y medio y los siete años tartamudean en algún momento. Es lo que se llama tartamudez evolutiva y es un periodo del desarrollo en la adquisición del habla. Los niños y niñas tienen tantos pensamientos y quieren decir tantas cosas a la vez que es como si la boca no les siguiera el ritmo.
Resulta importante no destacar en exceso los problemas de habla de los pequeños con el fin de que no se frustren ni les genere angustia. Pequeños apuntes a modo de criticas constructivas sí que son bienvenidos, pero hay que dejar que el desarrollo del niño siga su propio curso. Es decir, en estos casos no es necesario acudir a ningún profesional para solventar el problema porque, en principio, mejorará por si solo con el tiempo.
Algunas características para diferenciar la tartamudez evolutiva de la tartamudez patológica son las siguientes. En la tartamudez evolutiva:
- El número de disfluencias es menor.
- Tiende a remitir y desaparecer
- Puede haber cierto grado de voluntariedad.
- No presentan tensión corporal ni movimientos asociados.
A continuación, os dejamos algunos consejos para los padres ante la tartamudez evolutiva:
- No agobiarse por la forma de hablar del niño. En ocasiones los padres suelen mostrar angustia por la forma que tiene el niño de hablar sobre todo delante de la gente externa (no de la familia). Es importante no hablar encima de lo que dice él para que los demás lo entiendan, sino que hay que dejarle su tiempo y espacio para que él intente comunicarse con claridad.
- Prestar más atención a lo que comunica el niño y ni a cómo lo hace.
- Evitar a toda costa forzarlo para que hable más rápido o con mayor claridad.
- Evitar hablar por encima de él y hacer de interlocutor con el resto de las personas. Tampoco interrumpirle.
- No reñir ni ridiculizar por la forma de hablar.
- Dar tiempo y espacio para que logre comunicarse de forma efectiva.
- Evitar situaciones que puedan generar altos niveles de tensión en el niño o niña, como por ejemplo hablar en público.
Disfemia
La disfemia se define como la alteración funcional de la comunicación verbal sin anomalías en los órganos de la fonación. Así, se incluyen dentro de esta etiqueta diagnóstica aquellos sujetos que presentan un marcado deterioro de la fluidez verbal caracterizado por repeticiones y/o prolongaciones de los elementos del habla tales como sonidos, sílabas, palabras y frases. También son habituales los bloqueos o las pausas.
La prevalencia de la disfemia durante la infancia es del 5 %.
Generalmente, cuando aparece la tartamudez los niños y niñas no son conscientes del problema. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo se vuelven conscientes de ello y, habitualmente, eso les genera estrés y angustia lo que acaba agravándolo.
Algunas características para diferenciar la tartamudez evolutiva de la tartamudez patológica son las siguientes. En la Disfemia:
- Hay un mayor número de disfluencias.
- Son intermitentes, en ocasiones aparecen y desaparecen de forma reiterativa.
- Son totalmente involuntarias.
- Suelen acompañarse de tensión corporal y movimientos asociados.
A continuación, os dejamos algunos consejos para los padres ante la disfemia, aparte de resaltar que también son útiles los consejos aportados en la sección de tartamudez evolutiva.
- Conservar siempre los turnos de palabra.
- Bajar el volumen y la velocidad del habla para intentar fomentar que el niño o niña imite el ritmo del adulto.
- Darle más tiempo para evitar que se angustie o se estrese.
- Aportar siempre refuerzos positivos el niño debe vivirlo como un reto y no como algo negativo, frustrante y ridículo.
- No hacer que repitan constantemente todo, pero de forma correcta. No importa si hay errores en la fluencia del habla, ya irá mejorándolo poco a poco.
- Ante una crisis, es recomendable decirle al niño o niña que comunique lo que desee directamente al oído de la persona recibidora del mensaje. La voz susurrada facilita el ritmo adecuado del habla.
Entonces, ¿cuándo llevo a mi hijo a un profesional?
Recomendamos acudir a un profesional cuando:
- Las disfluencias sean evidentes y se considere el habla fuera de la normalidad (sonidos, repeticiones de sílabas, bloqueos, carga muscular, tensión en cara y cuello, etc.)
- Cuando el niño o niña lleve más de 10-12 meses tartamudeando.
- Cuando la tartamudez tenga comienzo más allá de los 5 años.
- Cuando exista algún familiar con la misma patología, ya que es un trastorno con carga genética.