Hace poco tiempo que la influencia positiva de las mascotas en los niños ha sido reconocida. Sin embargo, son muchas las investigaciones que demuestran que la presencia de un animal doméstico en el hogar puede favorecer el correcto desarrollo infantil, tanto físico como psíquico. A continuación, describiremos algunos de los beneficios de tener una mascota en el hogar.
Desarrollo del sentido de la responsabilidad y de la autonomía.
Cada mascota dispone de unas necesidades básicas de las que debe ocuparse el ser humano. Dichas necesidades serán distintas en función del animal del que estemos hablando puede ser sacarlo a la calle a pasear, limpiar su jaula, darles de comer…
Tener una mascota en casa puede aumentar y potenciar la autonomía de los niños, ya que éstos deben ocuparse por su cuenta de las necesidades de la mascota. Además, la presencia del animal también contribuirá al correcto desarrollo del sentido de la responsabilidad ya que, a los niños se les encargará una tarea y a parte de tener que realizarla ellos solos, también deberán acordarse de llevarla a cabo porque formará parte de sus obligaciones.
Establecimiento de rutinas y normas.
El hecho de tener una mascota en casa puede favorecer el desarrollo de rutinas y el establecimiento de normas que pueden contribuir al desarrollo infantil del niño. Por ejemplo, sacar el perro cada día a la misma hora o limpiar la jaula del conejo el mismo día todas las semanas. Algunos ejemplos de las normas que pueden surgir son, que esté prohibido que el animal entre en determinadas estancias de la casa, que esté prohibido que el animal se suba a los sofás y camas, que no se pueda darle comida humana al animal, etc.
El establecimiento de rutinas proporciona estabilidad y tranquilidad al niño, ya que así es capaz de anticipar las actividades que se darán de forma previa. Asimismo, la existencia de un animal en el entorno del niño puede favorecer al desarrollo de normas que ayudarán al niño a aprender a acatar instrucciones y a no incumplir las reglas.
Desarrollo de la afectividad y contacto con las emociones.
Los niños durante la primera infancia muestran tendencia a estrechar vínculos afectivos con las cosas que están presentes a su alrededor y que les proporcionan alguna clase de bienestar tanto si son personas como animales u objetos. Por este motivo, la presencia de un animal puede favorecer el desarrollo de un lazo afectivo profundo e incondicional. De este modo, el animal le brindará al niño la oportunidad de aprender a identificar y diferenciar las distintas emociones.
Posesión de conocimiento.
La presencia de una o más mascotas en el hogar provoca un aumento, en el niño, de conocimiento sobre dicho animal respecto a otros niños que carecen de mascotas. Algunas de las cosas que pueden aprender los niños sobre sus mascotas son: sus características físicas, sus hábitos, sus necesidades, sus conductas y los cuidados que necesita entre otras. Asimismo, los niños también aprenderán algo primordial: el cariño y el respeto que se debe tener hacia los animales.
Adquisición de organización.
El hecho de que el animal posea unas necesidades básicas que deben ser cubiertas por las personas provoca que, en definitiva, los animales acarreen una serie de tareas. Este hecho puede ser para algunos la parte pesada de tener una mascota. No obstante, el hecho de que tener un animal que implique tener la obligación de cumplir una serie de faenas ayuda a los niños a aprender a organizarse a nivel temporal. Los niños aprenderán a calcular el tiempo que necesitan para cada tarea, aprenderán también a organizarse para que les de tiempo de hacerlas todas y además, los niños aprenderán a calcular mentalmente qué necesitan para dicha labor.