La personalidad es la entidad que caracteriza a cada persona y que la hace única. Dicho constructo determina la forma cómo se comportan las personas. La personalidad se va formando desde el nacimiento y se va modulando a partir de las experiencias y situaciones que vive la persona.
En el caso de los niños, la formación de la personalidad está estrechamente relacionada con las bases genéticas que cada niño posee individualmente. No obstante, ésta se va modificando a medida que el niño va viviendo experiencias y va recibiendo también comentarios de los demás sobre sí sus habilidades, sus errores, etc. Así, el conjunto de experiencias, interpretaciones y emociones que viven los niños en su vida permiten la construcción de la identidad y la creación y desarrollo de su personalidad.
La personalidad en los niños comienza a desarrollarse cuando éstos tienen aproximadamente dos años. Cuando cumplen esta edad los niños habitualmente son capaces de diferenciarse de los demás y se perciben como individuos únicos ligados a su familia. Para comenzar a desarrollar su identidad, el niño cuenta con:
- Los pensamientos que tiene el niño sobre si mismo.
- La imagen de él mismo que tienen los demás y los comentarios que recibe de ellos. Los padres están constantemente hablando a sus hijos y diciéndoles si hacen las cosas bien, si las hacen mal, si son niños buenos o si no lo son. Dichos comentarios le sirven para crear su identidad y su autoconcepto.
- La mezcla de las dos anteriores, es decir la interpretación conjunta que hace el niño de lo que piensa él sobre sí mismo y lo que le dicen los demás.
- Las experiencias que vive en el día a día. El niño en interacción con la gente en distintas situaciones obtiene una idea de su persona. Por ejemplo, si en el colegio la gente le escucha atentamente el obtendrá que hablar se le da bien.
- Las emociones que dichas experiencias le generan.
Así, todos estos aspectos de forma conjunta serán los encargados de forjar la identidad y la autoestima de cada niño. Por este motivo, resulta muy importante tener en cuenta que comentarios o explicaciones se les da a los niños sobre su desempeño. Aunque cometan errores los padres siempre tienen que intentar dar una explicación sobre lo sucedido y valorar el esfuerzo que el niño o niña ha puesto.
¿Qué pueden hacer los padres para fomentar el desarrollo de la personalidad y una alta autoestima?
- Proporcionarle comentarios positivos. Ante todo ser optimista y aportarle comentarios y explicaciones positivas de su desempeño.
- Valorarse a sí mismo. Los padres deben enseñar a sus hijos e hijas a valorarse a sí mismos y a sacar los aspectos positivos y virtudes que poseen.
- Mantener un contexto tranquilo y que facilite al niño la creatividad y la innovación. Crear un ambiente que aporte la suficiente tranquilidad como para equivocarse y no preocuparse por quedar bien con los demás.
- Ayudar a su hijo a definirse, sin etiquetas pero ayudándolo a buscar su propia identidad. En este sentido, resulta importante que los padres no coarten su identidad, es decir que no intenten dirigirla o la critiquen. De este modo, es importante que les dejen ser como quieran, que les den libertad.
- Fomentar la autonomía. Dejar que los niños realicen las cosas por si mismos es la mejor manera de ayudarles a buscar su identidad y a valorarse a sí mismos.
- Preguntar su opinión sobre las cosas. A menudo se recomienda a los padres que pongan límites y normas a sus hijos y que sean más o menos estrictos. Eso está bien en algunos casos pero no pueden olvidarse de preguntarle su opinión sobre las cosas. Incluso a veces resulta importante insistirles para que expresen sus sentimientos y emociones.
- Potenciar el desarrollo de habilidades sociales. Fomentar el juego en grupo y valores como la generosidad, la solidaridad, etc. Permitirán a los niños interaccionar de mejor forma con los demás y eso a su vez repercutirá en la manera como se ven a sí mismos.