No hay padre en el mundo al que no le haya tocado sufrido una rabieta de su hijo en plena calle, en mitad del supermercado o en casa. De eso no se libra nadie. Si se trata de una cosa puntual o que se produce en pocas ocasiones entonces, no hay problema. No obstante, si las rabietas son el pan de cada día de los hijos, los padres pueden llegar a un estado de saturación, cansancio y frustración que puede llegar a casi enloquecerlos.
¿Qué debemos hacer para evitar las rabietas?. Uno de los aspectos más importantes para conseguirlo es que los niños no deben percibir que ellos tienen el control de las situaciones. Así que se recomienda evitar las preguntar y utilizar mas las afirmaciones. Por ejemplo, en lugar de preguntarle al niño: “¿Hoy que quieres para comer?” se le dirá “Mira, hoy para comer toca verdura”. Las cosas deben venirle impuestas al niño o niña sin posibilidad de que él pueda opinar al respecto.
La segunda clave que recomendamos para hacer desaparecer las rabietas y las conductas desafiantes es la extinción. La extinción es una técnica de modificación de conducta que es antigua pero que es muy efectiva. Básicamente consiste en ignorar al niño mientras realiza una conducta inadecuada.
Los niños, cuando realizan conductas inapropiadas, en la mayoría de ocasiones lo hacen por reclamar la atención de sus padres o para demostrar a sus padres que ellos tienen el poder. Por ese motivo, el hecho de ignorarlos provocará que esa conducta inapropiada no les resulte satisfactoria, y de este modo dejarán de realizarla.
Resulta muy importante tener en cuenta que, si se aplica la extinción, al principio (primeras semanas) el número de pataletas incrementará, así como lo hará la intensidad de éstas. Esto es así, porque el niño o niña comenzará a darse cuenta de que su conducta no tiene los efectos deseados e intentará reivindicar una mayor atención con una mayor intensidad en sus conductas disruptivas.
Otro asunto que no hay que olvidar en ningún momento es que los padres han de ser consistentes. Si se comienza a aplicar la extinción hay que aplicarla en todo momento y en todo tipo de situaciones ya que sino, las conductas inapropiadas no desaparecerán.
Pasadas unas semanas, y en algunos casos, hasta pasados un par de meses las conductas inadecuadas de los niños y niñas habrán desaparecido. En el caso de que se aplique la extinción y no surja el efecto esperado (poco habitual). Se recomienda acudir a algún profesional del ámbito de la psicología para que valore concretamente el caso y para que analice qué es lo que está provocando que la extinción no se produzca.